Los trabajadores de Cive impusieron la reapertura de la planta con los 75 trabajadores adentro. Fue el resultado de tres meses de intensa lucha, con el pleno funcionamiento de la democracia obrera, sumando a sus familias, y organizando la solidaridad con sus reclamos.
Hugo Ardiles, comprador de la quiebra (que él ayudo a crear), debió aceptar los términos de los trabajadores, lo mismo sucedió con los dirigentes de los gremios (SOIVA, SEIVARA) que de entrada dieron la espalda a los trabajadores que resistían el cierre: los trabajadores impusieron una mesa de relacionaes laborales con delegados elegidos por la asamblea para monitorear la reapertura de la empresa, su desarrollo y los problemas y reclamos obreros.
Esta unidad y decisión de los trabajadores de Cive es la punta del iceberg: ése es el camino que recorrerá el conjunto de la clase obrera argentina en el medio de la crisis del capitalismo que se orienta hacia la destrucción de los puestos de trabajo, los despidos y las rebajas salariales. El de Cive es por eso un triunfo estratégico para la clase obrera.
Mientras los Juez, los Mestre y los Schiaretti pelean por ser los Ardiles de esta provincia, los trabajadores se organizan para sostener el trabajo, el salario y la producción. Esa es la Argentina que viene.
Comuníquese con Eduardo Salas: (0351) 155-477025