Néstor Kirchner tuvo que pasar de largo del Argerich para que la catástrofe hospitalaria tuviera reconocimiento oficial. Su médico personal y ex director del hospital fue claro: ningún paciente podría pasar una operación compleja en el Argerich sin poner en riesgo su vida por la falta de medicamentos y de insumos.
La aseveración puede extenderse a todos los hospitales públicos de la Capital Federal. Las “obras” de Macri sólo han mejorado sus fachadas. El objetivo es facilitar la tercerización de los servicios de facturación a obras sociales, o sea, la privatización. El presupuesto de salud 2010 prevé un congelamiento salarial para médicos y enfermeras. Desde comienzos de año, un gran movimiento de protesta sacude a los hospitales porteños, debido a los recortes de servicios e ingresos que se le imponen a los profesionales de la salud. Los mil despidos que acaba de anunciar Macri, por otra parte, se concentran en el área sanitaria.
Pero el sayo que el Dr. Spaccavento le ha calzado al gobierno PRO le cabe, por igual, al kirchnerismo. ¿Acaso los legisladores “K” no votaron junto al macrismo los presupuestos de la Ciudad, con estos brutales ajustes en la atención hospitalaria?. En materia de vaciamiento, el sistema nacional de salud pública no tiene nada que envidiarle a la gestión macrista. Por caso, el presupuesto nacional 2010 dispuso una reducción de 436 millones de pesos en el área de salud, lo que implicó una caída del 7,1% respecto de los niveles del año anterior. Los hospitales bonaerenses sólo sobreviven por la lucha de sus trabajadores, como lo demostró el Larcade de San Miguel. En Tucumán, los trabajadores de la salud debieron ir a la huelga general en defensa del hospital público para enfrentar en este caso al hiperkirchnerista Alperovich. Con la misma energía salieron a luchar los médicos y enfermeras de Río Negro, contra el radical–kirchnerista Saiz.
La liquidación de la salud pública alimenta al filón capitalista de la “industria” de la salud, sus prepagas, laboratorios y clínicas. El gobierno “nacional y popular” profundizó la privatización del sistema sanitario. Sus “empresarios”, finalmente, se destacan en la lista de financistas a su campaña electoral.
Con la internación del ex presidente, el kirchnerismo ha bebido de su propia medicina. El gusto se parece, y mucho, al jarabe que ofrece Mauricio Macri en la ciudad de Buenos Aires.