Sabíamos que la Presidenta no era ‘revolucionaria’, pero no que se valiera de ello para atacar la libertad sindical y el derecho de los trabajadores a la salud. Cristina Kirchner busca su segundo mandato renegando del “peronismo revolucionario” como lo encarnó John William Cooke y el peronismo combativo.
¿Pero por qué atacar en público a los obreros del subte, cuando los reclamos se discuten en el Ministerio y cuando hay un compromiso del Ministerio para resolverlos? ¿A quién le está hablando: a la UIA y a los bancos; a la burocracia sindical que enfrenta al sindicato independiente del Subte? ¿Es un anuncio anticipado de la orientación de su próximo mandato de gobierno?
La presidenta Cristina Kirchner arremete contra los trabajadores del Subte, pero no contra los capitalistas que se están llevando 2500 millones de dólares de las reservas del Banco Central, pero por sobre todo de la Anses -los mismos jubilados que también pagan la deuda usuraria de los bancos quebrados del país y del exterior.
El reclamo de una modificación al método de carga de la tarjeta Sube es merecedor, para la Presidenta, de una crítica pública. ¿Mucho, no? Dice que la defensa de la salud -en este caso, la tendinitis- sería una actitud “egoísta e insolidaria”. Sin embargo ayer, en el Ministerio de Trabajo, se firmó un acta que establece la modificación del sistema de carga.
El desprecio por la tendinitis es, en realidad, una cortina de humo. La Presidenta sabe que hay otros reclamos justos que esperan respuesta, como un franco semanal más para los trabajadores del Subte que los equipare con el resto de los trabajadores del país -actualmente trabajan seis días por semana- y un plan de recategorizaciones que abarque a todos los trabajadores. El reclamo debería ser generalizado para el subte y para todos los trabajadores del transporte del país. Los empresarios como Roggio, quienes niegan este derecho, reciben del Estado subsidios millonarios.
La Presidenta faltó a la verdad cuando dijo que “éstos de la tendinitis son a los que le reconocimos la libertad sindical”. El sindicato del subte, AGTSyP, ha visto postergado su reconocimiento gremial por más de dos años. Luego de ese largo período, solamente se reconoció la simple inscripción como sindicato de empresa -lo cual le niega el derecho a negociar y firmar convenios, acordar salarios o intervenir como representación de los trabajadores en los conflictos. El tono de las palabras de la Presidenta deja ver que se arrepiente de ese reconocimiento y que seguirá negando el derecho propio de toda organización sindical.
La reivindicación, por parte de la Presidenta, de su “padre colectivero” sería más consecuente si se sumara al reclamo de las seis horas de trabajo para los choferes, dada la condición insalubre de la conducción del transporte.
Cristina Kirchner asegura que “con gobiernos como el que ella encabeza, ser revolucionario es lo más fácil que hay”. Debería ser al revés, si -como reitera siempre que puede- su gobierno está transformando el país. Lo que ‘facilita’ ser revolucionario, señora Presidenta, es la disposición de lucha de nuestro pueblo por sus derechos, como lo demuestran los trabajadores de Metrovías.
Gabriel Solano