El sábado 10, se aglutinaron en Rosario los autodenominados “progresistas” de la Argentina. En el XII Foro Económico y Social estuvo la formación entera del FAP (Binner, Juez, Stolbizer, Libres del Sur, De Gennaro) junto a la UCR santafesina.
Bajo la consigna de “¿Desarrollo económico o desarrollo de la sociedad?”, el FAP y la UCR anunciaron su alternativa política para el país. Para decirlo en pocas palabras, la misma consiste en reproducir la política llevada adelante por el Frente Cívico y Social del Partido Socialista y los radicales en Santa Fe en el resto de la Argentina.
Sin embargo, para los trabajadores santafesinos esto no constituye ningún orgullo provinciano. Por el contrario, vale decir que asistimos a una escalada de ataques por parte del gobierno a todos los sectores populares de la provincia. El gobierno del socialista Bonfatti fue uno de los primeros en desplegar su propia “sintonía fina” y, sin gradualismos, aplicó un tarifazo brutal contra los trabajadores. No hubo servicio provincial que no se disparara. Esta política pionera en tarifazos estuvo acompañada de las declaraciones de Binner planteando la necesidad de “congelar los salarios por tres años”. Hoy no sólo que los deseos de Binner no se cumplieron, sino que asistimos a una huelga docente en toda la provincia para rechazar la oferta miserable del gobierno (del 21 por ciento en cuotas) y para saltar el surco que la burocracia sindical intentó colocar al plantear la aceptación de dicha oferta.
El escuadrón encabezado por Binner no se cansó de reivindicar, durante el Foro, la supuesta “diversidad productiva” de la provincia y no faltó el comentario de De Gennaro de que hay que “quitarle a los grandes grupos económicos”. Evidentemente, la mentira no es algo que los avergüence. En primer lugar, en Santa Fe reina el monocultivo de soja y lo que ello conlleva: la utilización sin escrúpulo de agrotóxicos, la destrucción del suelo, la expulsión de campesinos en el norte provincial y la explotación a más no poder de una masa de peones rurales por un puñado de pools de siembras, los cuales son lo que de verdad controlan el suelo. A la par de esto, durante los últimos cuatro años de gobierno del Frente Cívico y Social resulta inédito el proceso de desindustrialización, con conflictos como Mahle, Paraná Metal o el actual de Naranpol, donde el gobierno provincial dejó pasar como colectivo lleno los violentos ataques a la clase obrera santafesina.
Como se puede ver por lo actuado, el modelo que el FAP y los radicales pretenden exportar al resto del país no representa en lo más mínimo una salida a la actual crisis a favor de las grandes mayorías.
Damián Blanco