Derrumbe de una organización social
Lo que prueban las carpetas fugadas por Cirigliano es el derrumbe de la organización social montada por el kirchnerismo. El vaciamiento del Tesoro, del Banco Central y de la Anses alimentó, por una parte, a Cirigliano y a sus socios para sacar a flote las privatizaciones menemistas. Por el otro, ‘reconstruyó’ la hipoteca de la deuda externa. Hoy, las dos mochilas se han vuelto ilevantables. Los subsidios a las privatizadas consumirán, este año, más de 80.000 millones. Pero después de la masacre de Once, la pretensión de remplazarlos por tarifazos plantea una completa crisis política: el pueblo debería costear no una red de servicios públicos renovada o expandida, sino trenes, rutas, usinas o refinerías en ruinas. En cuanto a la deuda externa, los intereses y el capital a pagar este año superan al saldo de la balanza comercial. Pero el panorama es aún más grave para los próximos años: por eso los seguros contra un ‘defol’ de Argentina no cesan de subir de precio.
Queda claro que la crisis no es ‘cambiaria’, sino que se expresa a través del órgano más sensible: la moneda. Los economistas opositores recorren la televisión convocando a ‘reducir el gasto’. Naturalmente, no se refieren a la carga de la deuda externa o a los subsidios a los capitalistas, sino a reforzar el cepo contra los salarios y a liberar tarifas. Con voz calma, disimulan una declaración de guerra contra la clase obrera -la cual, de todos modos, no son ellos quienes deberían ejecutarla.
Crisis de gabinete
El gobierno, ¿está muy lejos de esa orientación? El representante de La Cámpora en el gabinete, Axel Kicillof, salió al cruce de los rumores de pesificación. El apartamiento de De Vido de la nueva YPF y la prisión de Cirigliano podrían estar anunciando una crisis de gabinete.
Marcelo Ramal