7 de junio de 2012

Las razones para una huelga general

La circunstancia de que Moyano o Barrionuevo empiecen a hablar de una marcha por determinadas reivindicaciones, es el lejano reflejo de la inquietud creciente entre los trabajadores y de las profundas razones para una huelga general a la que la burocracia sindical le escapa como a la peste.

En primerísimo lugar, el desenvolvimiento de las paritarias es negativo y va para peor. En ferroviarios se está por producir un ‘replay’ del subte, con postergación de la paritaria hasta agosto a cuenta de un 13% de aumento del salario; en los talleres de Remedios de Escalada hubo un paro por el 30% de aumento en las asambleas del Sarmiento y del Belgrano Norte. El mismo operativo se intenta imponer en los gremios de privatizadas subsidio-dependientes como Luz y Fuerza. Esto se suma a los topes tipo 19% promedio en el Estado y la docencia, o 23% en la UOM. Todo empezó, recordemos, con un laudo en el que Tomada le bajó 11% a los obreros rurales, los más rezagados de todos.

A todo esto, la inflación en este 2012 se presenta pertinaz, al 2% mensual, y con pronóstico de más tarifazos.

La cuestión de las paritarias requiere un replanteo de las organizaciones obreras.

Luego viene el llamado ‘impuesto al salario’, que se ha transformado en un arma de recaudación fiscal. Las asignaciones familiares virtualmente están desapareciendo. A propósito, es necesario actualizar la AUH, que se está reduciendo a la nada, después de tanta alharaca. El tope al salario influye en forma directa en la determinación del aumento de las jubilaciones de septiembre.

Se aprecia de lo expuesto la necesidad una huelga general, porque el adversario en todos estos problemas es el Estado.

El planteo de un congreso de bases de la CGT, basado en asambleas de los gremios, tiene una enorme vigencia porque sería el campo para el debate de un plan de lucha y una huelga general por este programa.

Néstor Pitrola