En la marina mercante, se conoce con el nombre de “pabellones de conveniencia” a aquellas naciones que “prestan” su bandera para la realización de operaciones marítimas que buscan eludir los controles de impuestos. Por este oscuro procedimiento, pululan por los puertos del mundo barcos de “bandera liberiana”. Liberia es una pequeña república que, además, es un enorme paraíso fiscal.
Hace ya muchos años que los “contratos de conveniencia” existen en el fútbol mundial. El abanderado de la “bandera liberiana” del fútbol fue un club suizo de la segunda división llamado Locarno FC, donde se realizaron las operaciones millonarias de grandes jugadores -incluso de argentinos como Higuaín, Belluschi y el “Piojo” López. Detrás del Locarno, no sólo se descubrió la existencia de evasiones fiscales, sino de la actuación de grupos inversores y de lavado de dinero. Una denuncia en la Fifa terminó con las operaciones fraudulentas que se realizaban en ese club.
Entonces, los negocios oscuros del fútbol han tomado otros rumbos. Hoy, las triangulaciones en Europa se han ido desplazando al fútbol ruso, dominado por verdaderas mafias con magnates en el mundo futbolístico. Un tiempo después de estas denuncias, las operaciones de triangulación se comenzaron a hacer en Argentina con clubes de la “Suiza” de América (clubes de la segunda división del fútbol uruguayo -como Progreso y Sud América- y de primera -como Fénix). También algunos clubes chilenos prestaron su “bandera” para la compra y venta de decenas de jugadores argentinos por una “módica” comisión, nunca especificada. La llamada triangulación no es sólo evasión fiscal; es también -en la mayoría de los casos- una estafa, pues van prendidos en la venta -que siempre figura menor a la real- los representantes de los jugadores, las autoridades de los clubes comprador y vendedor, y las del llamado “triangulador”. En la mayoría de los casos, con desconocimiento de los propios jugadores comprados o vendidos. Todo esto se ha hecho durante todos estos años con la abierta complicidad de Grondona.
Los “sabuesos” políticos
En un país en el que hasta el vicepresidente de la nación está “flojo de papeles”, la ofensiva de la Afip sobre los clubes tiene un propósito político. A la cabeza de la denuncia contra Grondona y contra la mesa directiva de la AFA se ha colocado, otra vez, Daniel Vila, presidente de un club mendocino y mandamás del grupo Vila-Manzano (el mismo que espera favorecerse con un posible desguace del grupo Clarín). La ofensiva de la Afip puede terminar en la Justicia y desplazar al “eterno” Grondona de la jefatura de la AFA, quien está abiertamente salpicado por estas transacciones. Grondona, hasta ahora socio del gobierno, terminaría como Ezkenazi, Brito y otros capitalistas amigos. Al igual que los ferrocarriles o el petróleo, el fútbol de la era K ha terminado en una crisis completa, con clubes fundidos y copados por bandas de lavadores de dinero o barrabravas. Todo esto ocurrió bajo un gobierno que viene controlando totalmente los ingresos y, fundamentalmente, los siderales “egresos” del fútbol argentino.
El fin de las triangulaciones redondearía una estatización que, como la de Ciccone, apuntará a rescatar económica y -penalmente- a los vaciadores del fútbol argentino.
Juan Ferro
Hace ya muchos años que los “contratos de conveniencia” existen en el fútbol mundial. El abanderado de la “bandera liberiana” del fútbol fue un club suizo de la segunda división llamado Locarno FC, donde se realizaron las operaciones millonarias de grandes jugadores -incluso de argentinos como Higuaín, Belluschi y el “Piojo” López. Detrás del Locarno, no sólo se descubrió la existencia de evasiones fiscales, sino de la actuación de grupos inversores y de lavado de dinero. Una denuncia en la Fifa terminó con las operaciones fraudulentas que se realizaban en ese club.
Entonces, los negocios oscuros del fútbol han tomado otros rumbos. Hoy, las triangulaciones en Europa se han ido desplazando al fútbol ruso, dominado por verdaderas mafias con magnates en el mundo futbolístico. Un tiempo después de estas denuncias, las operaciones de triangulación se comenzaron a hacer en Argentina con clubes de la “Suiza” de América (clubes de la segunda división del fútbol uruguayo -como Progreso y Sud América- y de primera -como Fénix). También algunos clubes chilenos prestaron su “bandera” para la compra y venta de decenas de jugadores argentinos por una “módica” comisión, nunca especificada. La llamada triangulación no es sólo evasión fiscal; es también -en la mayoría de los casos- una estafa, pues van prendidos en la venta -que siempre figura menor a la real- los representantes de los jugadores, las autoridades de los clubes comprador y vendedor, y las del llamado “triangulador”. En la mayoría de los casos, con desconocimiento de los propios jugadores comprados o vendidos. Todo esto se ha hecho durante todos estos años con la abierta complicidad de Grondona.
Los “sabuesos” políticos
En un país en el que hasta el vicepresidente de la nación está “flojo de papeles”, la ofensiva de la Afip sobre los clubes tiene un propósito político. A la cabeza de la denuncia contra Grondona y contra la mesa directiva de la AFA se ha colocado, otra vez, Daniel Vila, presidente de un club mendocino y mandamás del grupo Vila-Manzano (el mismo que espera favorecerse con un posible desguace del grupo Clarín). La ofensiva de la Afip puede terminar en la Justicia y desplazar al “eterno” Grondona de la jefatura de la AFA, quien está abiertamente salpicado por estas transacciones. Grondona, hasta ahora socio del gobierno, terminaría como Ezkenazi, Brito y otros capitalistas amigos. Al igual que los ferrocarriles o el petróleo, el fútbol de la era K ha terminado en una crisis completa, con clubes fundidos y copados por bandas de lavadores de dinero o barrabravas. Todo esto ocurrió bajo un gobierno que viene controlando totalmente los ingresos y, fundamentalmente, los siderales “egresos” del fútbol argentino.
El fin de las triangulaciones redondearía una estatización que, como la de Ciccone, apuntará a rescatar económica y -penalmente- a los vaciadores del fútbol argentino.
Juan Ferro